Mudarse a una casa más chica: por qué es poco común que el sueño se corresponda con la realidad
Conclusiones esenciales
✓ Encontrar la “casa más chica de ensueño” puede ser más difícil de lo que cree.
✓ Ciertos aspectos fiscales que debe tomar en consideración pueden repercutir en su decisión de mudarse a un lugar más pequeño.
✓ Las propiedades inmobiliarias son un componente importante de la planificación para la jubilación.
✓ Para entender qué opciones tiene a su disposición, busque asesoramiento.
El sueño de la casa más chica
Mudarse a una casa de menores dimensiones sigue una lógica simple: se trata del proceso de mudarse de un inmueble más grande a otro más pequeño, por lo general en la tercera etapa de nuestra vida.
Ha pasado años en su casa familiar y, con sus hijos ya adultos y los años de jubilación que tiene por delante, ya no necesita una vivienda tan grande. ¿Por qué no mudarse a un lugar más pequeño, donde los gastos sean menores y el mantenimiento sea más simple, con la ventaja adicional de los grandes ingresos que obtendría por vender una casa grande y comprar una más pequeña?
En teoría, funciona a la perfección —por eso resulta extraño que tan pocas personas terminen haciéndolo—.
Desde comienzos de la pandemia de COVID-19, las personas valoran el espacio adicional que tienen en su casa y muchas optan por destinar dinero a hacer mejoras en su vivienda familiar en lugar de mudarse.
Si bien la pandemia puso en pausa los planes de muchas personas de mudarse a una casa más chica, no hizo más que acentuar una tendencia que ya estaba instaurada en muchos países antes de la llegada de esta enfermedad. Mucha gente ya estaba llegando a la conclusión de que, al hacer números, la realidad de mudarse a un lugar más pequeño pocas veces estaba a la altura de las expectativas.
En primer lugar, mudarse es caro y los potenciales ingresos que puedan obtenerse se ven reducidos por el costo de preparar la casa para la venta, los impuestos sobre la venta, las comisiones del agente de bienes raíces y las inspecciones de la propiedad —todo suma—.
Además, es probable que simplemente no pueda encontrar un inmueble apropiado para mudarse. El sueño de irse a vivir a una casa más chica se basa en vender una casa más grande y comprar otra de menor tamaño —y quedarse con la diferencia de precio—. Pero eso solo funciona si se comparan cosas similares.
El sueño real es cambiar la casa por otra que, si bien más pequeña, resulte más atractiva por otras razones —por ejemplo, que esté en un lugar hermoso, tenga cientos de años o se la haya renovado con una cocina y un baño de ensueño—.
Los aspectos fiscales también pueden contribuir con la reticencia a mudarse. Algunos países pueden ofrecer mayores desgravaciones por patrimonio conservado en forma de inmuebles en lugar de otros activos, por lo que las familias podrían razonar que permanecer en su casa es la mejor manera de legarles patrimonio a sus hijos.
El patrimonio en inmuebles puede ser una parte importante de la planificación financiera para la jubilación, en particular en lo referente a cubrir los costos de la atención a largo plazo (si es pertinente en su país de residencia). Pero suponer que, si se muda a una casa más chica, puede aprovechar el valor del inmueble podría ser un error. Sigue siendo probable que sean los activos que conserve en pensiones —que también pueden gozar de algunos beneficios fiscales— lo que ofrezca los ingresos más flexibles para su jubilación. No apueste a que el valor de su vivienda lo salve.
Si necesita ayuda para planificar los ingresos para su jubilación o el patrimonio que piensa dejar como herencia, el asesoramiento financiero profesional podría serle de ayuda. Si está comenzando a pensar en su jubilación, en muchos países hay servicios públicos que ofrecen orientación gratuita e imparcial que le ayudan a entender las opciones que tiene para su jubilación.
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